La nueva ley mantiene el aborto en el Código Penal, castigando con penas de cárcel e inhabilitación al personal sanitario, y de multa a las mujeres, convertidas en delincuentes por decidir sobre su propio cuerpo. La Iglesia Católica, los jueces reaccionarios y la derechaza española seguirán denunciando a las clínicas y persiguiendo a las mujeres cuando lo estimen oportuno. Y eso no es feminismo, señor presidente del gobierno.
El periodo libre de 14 semanas es insuficiente para detectar un embarazo no deseado, buscar información, tomar una decisión y cubrir los trámites burocráticos, especialmente en el caso de jóvenes e inmigrantes. La nueva ley mantiene la tutela médica y judicial sobre las mujeres. Y eso no es feminismo, señora vicepresidenta.
Los casos de grave riesgo para la vida de la mujer quedan fuera de la ley a partir de la semana 23, a pesar de que el Tribunal Constitucional eliminó los plazos en este supuesto en pro de la vida de la mujer. Y eso no es feminismo, señoras y señores del gobierno.
El periodo de reflexión de tres días impuesto por la nueva ley constituye un lacerante mecanismo de control de las mujeres que presupone la frivolidad o la falta de racionalidad femenina. Y eso no es feminismo, señora ministra de igualdad.
La objeción de conciencia seguirá sin regulación, amparando el fraude de ley cometido por equipos médicos y direcciones de hospitales que imponen la objeción de forma colectiva. Y eso no es feminismo, señoras y señores del PSOE.
El aborto NO será gratuito ya que el 97 % de los casos se practican en la medicina privada y la nueva ley no resuelve esta situación. Seguirán las derivaciones a las clínicas privadas de ciudades a menudo muy alejadas. El elevado coste privado de la IVE es inaccesible para multitud de trabajadoras, especialmente inmigrantes y jóvenes. Y eso no es socialismo.
La anticoncepción NO se financiará en la sanidad pública (salvo la píldora anticonceptiva cuando no se prescribe como anticoncepción). La nueva ley mantiene las diferencias sociales en la planificación familiar y fomenta la fraudulenta objeción de las farmacias que se niegan a dispensar la píldora del día después o incluso un simple preservativo a muchas mujeres. Jóvenes, inmigrantes y trabajadoras en general sufren especialmente esta discriminación. Y eso, señor Zapatero, ni es feminismo ni es socialismo.
QUE NO NOS MANIPULEN:
EL ABORTO, O ES UN DERECHO O ES UN DELITO
