La crisis estructural del sistema capitalista se
agudiza, e impone a los trabajadores y trabajadoras un alto deterioro en
sus condiciones de vida y trabajo. Son cinco millones de personas en
paro a las que el sistema es incapaz de dar una salida; más del 40% de
la juventud está sin empleo, y un millón y medio de familias tienen a
todos sus miembros sin trabajo.
El paro, la precariedad y los desahucios
están dejando en la calle a miles de personas sólo por satisfacción de
los intereses de la banca y de los grandes capitales, que, a su vez,
amasan ingentes fortunas a costa de todo el robo y el saqueo planificado
contra el pueblo.
Toda la acción política de la oligarquía
está orientada a la salvaguarda de los privilegios de esa minoría
parasitaria. La monarquía de los Borbones, es parte fundamental de esta
estrategia; una monarquía designada a dedo por la dictadura franquista,
que con el golpe de estado fascista en 1936 ejerció una represión
sistemática durante 40 años contra el pueblo y contra la clase obrera.
El capital financiero, los monopolios, y las asociaciones patronales
sostienen a una casta política, instalada en la más absoluta corrupción,
que sostiene su poder política legitimada por los procesos electorales
amañados.
El Partido Comunista de los Pueblos de España y Unión
Proletaria, en este aniversario de la Constitución monárquica,
denuncian de nuevo la traición al pueblo en la llamada “transición
política”, pues consolidó el poder de la oligarquía, utilizando para
ello el engaño y el miedo a amenazas futuras de los poderes fácticos,
instituyéndose la Constitución del 78 como escaparate formal e intocable
de dominación y represión.
La lucha de clases se manifiesta hoy con
mayor claridad; la Unión Europea interviene -en esta situación- según la
lógica de su carácter imperialista, el FMI interviene en cada país como
claro gestor de los intereses oligárquicos, y dicta sus políticas
económicas con la principal finalidad de arrebatar las conquistas a la
clase obrera y al pueblo, abaratando el despido, reduciendo los
salarios, rebajando las pensiones, aumentando la jornada de trabajo o
precarizando el empleo, privatizando los sectores públicos de la
economía o la enseñanza, la sanidad… Mientras tanto no se impulsa ni una
sola medida para eliminar los paraísos fiscales, el fraude fiscal, la
reducción de salarios multimillonarios de ejecutivos de multinacionales y
bancos.
Se refuerza a todas las clases parásitas,
que más se les protege cuanto más se dedican al robo del patrimonio del
pueblo y más corruptas son; mientras, por otro lado, se incrementa la
explotación contra los trabajadores y trabajadoras -que son quienes
crean la riqueza-, pero a los que se exprime y reprime sin
contemplaciones. La monarquía, como forma coyuntural de la dictadura del
capital por la que optó en su momento la oligarquía, forma parte de la
superestructura del sistema, y su papel es el de colaborar a impedir una
solución obrera a la crisis estructural del sistema capitalista, al que
se encuentra irremediablemente unida.
La monarquía española también forma parte de la
superestructura de legitimación de las invasiones imperialistas
norteamericanas y europeas de Iraq, Afganistán, Los Balcanes, Libia…,
las cuales no tienen otra finalidad que abrir el camino a las
multinacionales que subyugan y expolian a estos pueblos.
No hay futuro para la clase obrera bajo
la dictadura del capital. La humanidad se ha adentrado ya en la etapa de
transición del capitalismo al socialismo.
El Partido Comunista de los Pueblos de España y Unión
Proletaria -consecuentemente con esta caracterización de la época-
trabajan en la construcción del Frente Obrero y Popular por el
Socialismo centrado en las luchas contra las reformas laborales, por la
garantía de servicios básicos de luz, agua… en situaciones de paro o
precariedad, por la jornada de 35 horas semanales, por el subsidio de
paro indefinido, por la asistencia sanitaria gratuita, universal y
total, y por la separación total entre la Iglesia y el Estado.
En las últimas Elecciones Generales las
candidaturas del PCPE, que han contado con el apoyo de UP, a pesar de
todas las trabas impuestas para evitar la presencia de la opción
comunista, han incrementado significativamente sus votos allá
donde conseguimos vencer las barreras impuestas, lo cual es una primera
expresión de un cambio en la conciencia de clase. Se crean así nuevas
condiciones para la lucha política revolucionaria. Pero sólo será
mediante la organización de los trabajadores y trabajadoras en el
Partido Comunista, la unidad comunista y la participación de amplios
sectores del pueblo en el Frente Obrero y Popular, como lograremos una
República Socialista de carácter confederal, en la que pueda ejercerse
el derecho de autodeter-minación, proceder a la nacionalización de la
banca, la paralización de las privatizaciones y el rescate, sin ningún
tipo de indemnización, de las empresas privatizadas, la nacionalización y
control obrero de sectores estratégicos, la reducción radical de los
gastos militares, un sistema educativo público, gratuito, laico y de
calidad, la incorporación masiva de la juventud al mundo del trabajo, la
erradicación de la violencia patriarcal y la igualdad de géneros y la
derogación de toda legislación antiobrera y antipopular como son las
leyes de de partidos, extranjería y antiterrorista.
POR LA REPÚBLICA SOCIALISTA DE CARÁCTER CONFEDERAL
TODO PARA LA CLASE OBRERA