La juventud estamos hartos de preguntarnos para qué sirven las elecciones, estamos frustrados de ver cómo no hay diferencia entre votar PP o PSOE, escuchamos eso de que los políticos son todos iguales y que es imposible cambiar las cosas.
Y en cierta manera, es así.
Pero, ¿por qué? ¿Por qué no hay más que una opción, que se presenta en dos grandes candidaturas? ¿Por qué gobierne quien gobierne, sólo les interesamos el día que hay que pasar por las urnas? ¿Por qué de todos los gobiernos se descubren casos de corrupción? ¿Por qué votamos un programa y luego nos imponen las medidas que les da la gana (reforma de las pensiones, plan Bolonia, reforma laboral,…)?
Estaríamos equivocados si creyésemos que el problema son nuestros políticos. Nuestros políticos son malos, cierto, pero echando un vistazo a los países vecinos, la cosa no mejora. No es un problema de calidad humana, ni de ética, ni de elegir a partidos más pequeños, sólo por el hecho de no ser PP y PSOE. Es un problema de quién manda realmente en esta sociedad.
Vivimos en una sociedad capitalista, donde una pequeña minoría tiene la propiedad de los medios de producción. Y quien produce vende, quien vende tiene dinero, quien tiene dinero paga campañas electorales y quien las paga recibe luego los favores de los distintos gobiernos. Ningún comunista está en contra de la propiedad personal, estamos en contra de la propiedad privada sobre los medios de producción, estructuras que sirven para el enriquecimiento de una élite –a costa de nuestro trabajo- y para esclavizarnos.
Tampoco vemos como enemigo al panadero, a la farmaceútica, al camionero o a la de la tienda de informática. Los culpables son esos 37 grandes empresarios que se reunieron con el gobierno para diseñar la salida de la crisis. O más bien, su salida de su “crisis”: más recortes, menos salarios, más años de trabajo, más explotación.
La historia conoce muchos tipos de dominación. En Roma gobernaban los patricios, o, si se quiere, se gobernaba para ellos. En la época medieval se gobernaba para dos estamentos: clero y nobleza. Y hoy, como siempre, la política sigue siendo el reflejo de los grandes intereses económicos. En la empresa mandan ellos y en el gobierno, también.
Bajo el repetitivo discurso de que vivimos en democracia se oculta una gran verdad: nos dejan opinar, pero no decidir. En Roma se votaba, tanto como en Grecia. No todos ni todas. Y aunque se votara, nadie podría afirmar que esa “democracia” no estuviese diseñada para perpetuar las estructuras de dominación que entonces existían: el imperio, el esclavismo, la marginación de la mujer, la explotación.
Lo mismo pasa hoy, votamos, sí, pero en campañas que ensalzan a los partidos del sistema. Campañas a las que acceden quienes tienen dinero y tiene dinero quién lo recibe de los bancos. Esos no somos los comunistas ni ninguna fuerza política que queramos quitarles sus privilegios. Campañas que no cesan tras las elecciones, sino que siguen a través de un bombardeo constante de información en medios de comunicación, que, por cierto, son propiedad de la misma élite económica que luego se reúne con el gobierno.
Y si el control de la información no fuese ya suficiente, luego descubrimos que las campañas pierden valor, en la medida en que votar “protección social” –como prometió Zapatero, frente al “decretazo” representado por Rajoy- se traduce en todo lo contrario.
¿Cuál es la solución? La solución no es “pasar” de la política, porque con eso sólo les dejamos seguir haciendo lo que les da la gana. Y eso pasa factura, a todos los niveles: en nuestras condiciones de trabajo, en nuestra edad de jubilación, en qué se empleen nuestros impuestos y en todo lo que nos estamos perdiendo por vivir en un sistema de explotación como el capitalista.
La solución pasa por decir basta y romper con el sistema. Es necesario luchar. Luchar hoy, luchar el 22 de mayo y seguir luchando después. La lucha hoy es un voto. Pero mañana es organizarse para reivindicar un modelo educativo diferente, es luchar contra el paro, contra la precariedad, contra los despidos.
¿Por qué somos los comunistas la alternativa? Porque, como decíamos antes, no es un problema de personas o de partidos. En Inglaterra la situación es muy parecida a la de España. No tienen PP y PSOE, pero tienen Laboristas y Conservadores. No tienen a Rajoy y Zapatero, pero tienen a Cameron y Miliband. El sistema necesita esas estructuras para dominarnos, el problema son las estructuras y la dominación, que surgen de la economía.
Sólo los comunistas planteamos una lucha a todos los niveles contra este sistema de explotación: en la empresa, en los institutos, en la universidad, en las elecciones,…
Por eso, el 22 de mayo tenemos otra ocasión para confrontar con el sistema capitalista, para plantear la única alternativa posible. Los Colectivos de Jóvenes Comunistas (CJC) llamamos a la juventud a votar las candidaturas del Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) en las próximas elecciones. Los comunistas planteamos una lucha integral contra el sistema. Un comunista en las instituciones es un portavoz del pueblo y de las luchas de la calle, no es un profesional de la política ni un vividor.
Nuestro objetivo es el fin de esta sociedad capitalista y liberar a la clase obrera, los sectores populares y la juventud del yugo de la explotación. Para ello proponemos un sistema nuevo: el socialismo, una sociedad sin clases, en la que las personas no estemos al servicio de la economía, sino que la economía, la cultura y la política tengan como fin satisfacer nuestras necesidades como personas.
Las medidas inmediatas que proponemos son:
-Nacionalización de la banca, para entre otras cosas- destinar el crédito a las necesidades del pueblo, y acabar con el robo de viviendas que, a través de las hipotecas, la banca hace a cientos de miles de familias.
-Defensa del sector público, contra las privatizaciones (sanidad, educación, transporte, etc.), y rescate de lo privatizado para que la propiedad pública esté al servicio del pueblo.
-Socialización de los suelos urbanizables, para combatir la especulación y la corrupción urbanística, y bajar el precio de las viviendas, construyéndolas en régimen cooperativo.
-Comités de Distrito en los municipios, para organizar el poder del pueblo y su participación en la gestión pública, poniendo los cimientos para que democracia signifique poder popular y no la farsa que hoy existe. La democracia nace de lo más pequeñito.
-Políticas sociales públicas, asistencia a las personas más golpeadas por la crisis, que nadie pase hambre ni pierda su vivienda, ni se le corte la luz o el agua por falta de pago.
-Política fiscal progresiva, rebajando los impuestos a sectores obreros y populares y aumentándolos a la burguesía acomodada. IBI cero para viviendas populares de primera residencia.
-Transporte colectivo, de gestión y titularidad pública, para luchar contra la contaminación y para priorizar los espacios de uso peatonal y cambiar las ciudades a la escala humana.
-Fomento del empleo, dando prioridad a las obras más intensivas en mano de obra y para equipamientos de los barrios populares (bibliotecas, guarderías, parques, etc.) que puedan ser realizadas por pequeñas y medianas empresas.
-Desmilitarización, de aquellos territorios con grandes instalaciones militares, muchas de ellas al servicio de la OTAN. Recuperación de los terrenos para uso social colectivo.
Votar al PCPE es un voto de protesta y compromiso. Somos un voto al margen de los partidos mayoritarios, que no transforman el sistema, sino que lo gestionan. Por eso, votar comunista es votar por los intereses de las grandes mayorías y contra los intereses de los ricos.
Un voto para el PCPE es un voto contra las ETT’s, contra los contratos de becas y prácticas no remunerados, contra la temporalidad y la precariedad. Es un voto contra el sistema capitalista que, inmerso en una situación de crisis, empuja a la juventud a una tasa de paro de casi el 40% y a una tasa de temporalidad del 45,95%. Esto, sin olvidar que estamos a punto de alcanzar el record histórico de los 5 millones de parados.
Un voto para el PCPE es un voto contra la privatización de la educación, contra la implantación de la Estrategia Universidad 2015 –que es una extensión del camino que abrió el Plan Bolonia-, contra la reducción de plazas y contra la subida de tasas; por una educación pública, gratuita y de calidad.
Un voto para el PCPE es un voto antipatriarcal, un voto contra la opresión de género, un voto por la igualdad en los centros de trabajo, y en todos los aspectos de la vida, en lo público y lo privado. Es un voto contra la violencia de género, contra la discriminación salarial, por las libertades sexuales y reproductivas, en definitiva, es un voto por la abolición del patriarcado.
Un voto para el PCPE es un voto solidario, internacionalista y antiimperialista, un voto en defensa de los pueblos y naciones que buscan su camino al margen del imperialismo y el capitalismo. Es un voto contra la OTAN y el proyecto imperialista de la Unión Europea.
Un voto para el PCPE es un voto republicano, contra el régimen monárquico y antidemocrático impuesto tras la dictadura franquista. Por la república socialista, por una memoria justa, por la respuesta política al derecho de autodeterminación de pueblos y naciones y que iniciará la etapa histórica del poder obrero.
Un voto para el PCPE es un voto al margen de las opciones reformistas, es un voto transformador, es un voto de juventud, de futuro, pues el socialismo es la única alternativa que traerá las mejores condiciones para la mayoría, para la clase trabajadora.
Ante todo esto la juventud debe optar por un voto consciente, un voto anticapitalista, un voto para el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE).